En mi vida me ha tocado construir muchas cosas. Pero todas ellas requirieron de muchísimos sacrificios. en este episodio te cuento mis experiencias y mis sacrificios temporales que me llevaron a una libertad permanente.
En mi vida me ha tocado construir múltiples veces. Y me ha tocado hacer sacrificios temporales. Y son temporales cuando tienes absoluta claridad que el tiempo que sacrificas de tu familia, va a valer la pena. En mi caso, me tocó sacrificar el tiempo con mis hijos. Y luego lo perdí todo... Te podrás imaginar tener que reiniciar todo a raíz de mi desplome y volver a sacrificar mi tiempo con ellos.
En múltiples ocasiones, cuando mis dos hijas mayores, las veía llorar. Porque su papá tendría que pergarle duro a las inversiones y tal. En ese tiempo estaba pasando por un momento muy oscuro. La primera década estaba trabajando para alguien más, pero en la segunda década tuve que volver a sacrificarlos de nuevo para recrear lo perdido.
El otro día, en un diálogo con mi hija más grande, hablábamos al respecto. Del cómo vivo agradecido de que, esos sacrificios valieron la pena. Porque ahora podemos vivir esa libertad.
¿Porqué te cuento esto? Porque en momentos me entraban espacios de culpabilidad. Y la pregunta que te haces en ese momento es: ¿valdrá la pena?
Y, definitivamente, si no lo hubiese hecho, no podría pasar este tiempo que hoy tengo con ellos.
Lo interesante es esto; el sacrificio es temporal. cuando haces que el tiempo valga la pena. ¿Cómo? Cuando pones todo el esfuerzo para hacerlo posible. ¿Vale la pena? por supuesto. Recuerdo que en alguna ocasión dos personas me han intentado hacer sentir mal.
Una de ellas fue mi asistente. Me dijo "Raúl, yo nunca voy a sacrificar a mi familia, nunca, no vale la pena"
Esto ocurrió después de que dejase de ser mi asistente. Yo le dije, "tú tienes un trabajo,¿ no?" Me contesta que sí. Le pregunto "'¿Y cuantas horas trabajas?" Ella responde que 8 a 10 horas a la semana, y a veces de lunes a sábado. Yo le dije: "¿No crees que eso es sacrificarlos? Si tienes que ir a trabajar 8-10 horas al día, ¿no consideras eso un sacrificio?" Y ella respondió: "No te estoy hablando de eso." Pero es lo mismo.
En mi caso, yo tengo mi negocio. Y la diferencia es que los puedo traer conmigo. Y en mi segunda década los comencé a involucrar de manera fundamental. Pero todos debemos hacer algún tipo de sacrificios. Así como tú persigues tus sueños, ellos van a tener que perseguir los suyos.
La segunda persona también fue un empleado. Y él me dice: "disfruta a tus hijos, ahora que están chicos" Y le agradecí, pero le comenté que el detalle era que no podíamos comparar su "disfrutar", con mi "disfrutar". Son dos filosofías distintas. Yo disfruto a mis hijos cuando los tengo y puedo estar con ellos. Hace unos días estuvimos hablando en la cocina hasta las 2 de la mañana.
Para mí eso es disfrutar, y ellos están interesados en ello. No confundamos tu disfrutar con mi disfrutar. Yo estoy dispuesto al sacrificio temporal para el beneficio permanente. ¿Qué opinas tú?